
Amado Dios, hoy suelto mi pasado, disfruto mi presente y aquí y ahora bendigo todo lo que tengo y todo lo que vendrá. Con cada respiración, me libero de las cargas que me han acompañado, permitiendo que la luz de tu amor ilumine mi camino. Agradezco por las lecciones aprendidas y por las experiencias que me han moldeado, entendiendo que cada paso ha sido parte de un plan divino.
En este día caminaré en paz y feliz, pues sé que contigo a mi lado, todos mis sueños serán hermosa realidad. La confianza en tu guía me llena de esperanza y me impulsa a seguir adelante, sin temor a lo desconocido. Cada momento se convierte en una oportunidad para crecer y para abrazar la abundancia que me rodea, recordando que el presente es un regalo que debo valorar.
Hoy elijo rodearme de pensamientos positivos y de personas que elevan mi espíritu, creando un ambiente propicio para la manifestación de mis anhelos. Con cada acción que realizo, me esfuerzo por ser un reflejo de tu amor y bondad, compartiendo con los demás la alegría que brota de mi corazón. Así, mi vida se convierte en un testimonio de fe y gratitud.
Finalmente, al bendecir todo lo que tengo y todo lo que vendrá, me abro a recibir las maravillas que el universo tiene preparadas para mí. Confío en que cada nuevo día traerá consigo oportunidades y sorpresas que enriquecerán mi vida. Con fe y determinación, seguiré avanzando, sabiendo que en cada paso estoy acompañado por tu amor incondicional. Amén.