
Querido Dios, en este nuevo día que comienza, quiero tomar un momento para reflexionar sobre todas las bendiciones que me has otorgado. Aunque no merezca tanto, agradezco por tu amor incondicional que me envuelve y me guía en cada paso que doy. Tu presencia en mi vida me inspira a ser una mejor persona, a aprender de mis errores y a buscar siempre el camino del bien.
Cada amanecer es una nueva oportunidad para crecer y mejorar, y es gracias a ti que encuentro la fuerza para enfrentar los desafíos que se presentan. Agradezco por las lecciones que me enseñas a través de las experiencias, por las personas que colocas en mi camino y por la paz que siento en mi corazón. Tu amor me motiva a ser un reflejo de bondad y compasión en el mundo.
Buenos días, Dios mío. Hoy me comprometo a vivir con gratitud y a compartir ese amor que me ofreces con quienes me rodean. Que cada acción y palabra que emane de mí sea un testimonio de tu gracia y un recordatorio de que, aunque imperfecto, siempre puedo aspirar a ser mejor. Amén.