
Amado Dios, no vengo a pedirte riquezas ni lujos, sino que te ruego que cuides de mi hogar y de mi familia. Te pido que nos brindes salud, fortaleza y tu bendición para seguir creciendo en amor y unidad. Que cada día esté lleno de Tu presencia, guiándonos en nuestras decisiones y llenando nuestro hogar de paz y armonía.
Confiamos en que, con tu ayuda, podremos alcanzar cada uno de nuestros sueños. Sabemos que, al entregarte nuestras preocupaciones y anhelos, estamos en las mejores manos. Fortalece nuestra fe y ayúdanos a mantenernos enfocados en lo que realmente importa. Gracias por ser nuestro refugio y por las bendiciones que nos ofreces cada día. Amén.