Ante una multitud de aproximadamente 200 mil fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el nuevo líder de la Iglesia Católica, León XIV, presidió este domingo su primera misa como pontífice, apenas diez días después de su elección. El acto estuvo marcado por una fuerte presencia internacional: más de 150 delegaciones extranjeras, entre ellas la del vicepresidente de Estados Unidos, Jay Di Vanz, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, así como varios jefes de Estado latinoamericanos.

Durante la ceremonia, rica en simbolismo religioso, León XIV recibió el palio —una prenda litúrgica distintiva— y el anillo del pescador, emblemas que confirman su nuevo rol como Papa. El primer pontífice de origen peruano-estadounidense aprovechó su homilía para hacer una crítica directa a un modelo económico que, en sus palabras, «explota los recursos de la tierra y margina a los pobres». Enfatizó su compromiso con la caridad, la paz y la unidad, valores que pretende que guíen su pontificado.
«En nuestro tiempo aún hay demasiada división, heridas provocadas por el odio, la violencia y la exclusión», expresó el Papa. «Queremos ser un pequeño fermento de unidad, comunión y fraternidad en medio de este mundo».
Al elegir el nombre de León XIV, el nuevo Papa rindió homenaje a León XIII, conocido como el padre de la doctrina social de la Iglesia por su histórica defensa de los derechos de los trabajadores en el siglo XIX. Este guiño refuerza la visión social y reformista que Robert Francis Prevost quiere imprimir a su pontificado.
El llamado del Papa a construir un mundo más justo resonó especialmente con la presencia del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, con quien sostuvo una reunión privada tras la misa. León XIV también recordó a las víctimas de conflictos en otras regiones como Gaza, Myanmar y, nuevamente, Ucrania, urgió por soluciones pacíficas y denunció el sufrimiento de los más vulnerables, en especial niños y ancianos.
Antes de la misa, León XIV recorrió la plaza en el papamóvil saludando a los fieles, en una imagen que evocó el estilo cercano y popular de su antecesor, el Papa Francisco. No obstante, el nuevo pontífice asume su cargo en un contexto desafiante: una Iglesia golpeada por escándalos de abusos, debates internos sobre el rol de la mujer, el celibato sacerdotal y la transparencia financiera en el Vaticano.
AFP.