
Señor amado, hoy me acerco a Ti con un corazón humilde y lleno de fe. Reconozco que todo lo que se pone en tus manos se transforma y se multiplica. Por eso, en este miércoles que comienza, quiero confiarte mi vida entera, mis sueños más profundos, mis anhelos y mis temores. Tú eres el Dios de lo imposible, y en Ti encuentro paz y propósito.
Te entrego, Señor, cada paso que doy, cada decisión que debo tomar, y cada ilusión que guardo en mi corazón. Tú conoces mis caminos mejor que yo mismo, y sabes lo que necesito antes de que mis labios lo digan. Multiplica, Padre bueno, mis alegrías, mis victorias, y mis bendiciones, no por mis méritos, sino por tu inmenso amor y misericordia.
En tus manos pongo mi familia, mi trabajo, mis proyectos y mis pensamientos. Que seas Tú guiando cada área de mi vida, renovando mi fuerza cuando me sienta débil, y dándome sabiduría para actuar con rectitud. Tú eres mi roca firme, mi refugio seguro, y en Ti confío plenamente.
Gracias, Señor, por escuchar esta oración sincera. Sé que cuando deposito mi confianza en Ti, nada me faltará. Hoy declaro que este será un día de bendición, de fe renovada y de esperanza firme. En el nombre de Jesús, Amén.